lunes, 20 de agosto de 2012

"Héroes de la cámara": un retrato del nuevo periodismo

El texto de no ficción “Héroes de la cámara” relata historias vinculadas al compromiso profesional de los reporteros gráficos tomando como hecho referencial, por la trascendencia social del mismo, la primera muestra de fotoperiodismo llevada a cabo en la dictadura. La historia gira en torno a dicho episodio donde se intenta reconstruir los acontecimientos del modo más veraz posible.
En este sentido, Elinor Ochs postula: “Tienen como eje un suceso principal que perturba el equilibrio de las circunstancias ordinarias y esperadas.” Estos sucesos que, en palabras de dicho autor,  son “dignos de mención” y “selecciones más que reflejos de la realidad”, están relatados por un narrador que se involucra en ellos y da su visión de los hechos. “Es una teoría de sucesos en el sentido en que suministra una explicación de hechos desde un punto de vista particular”, explica Ochs al respecto. El narrador está presente en el bar, en la muestra, en los encuentros de los fotógrafos; observa y cuenta todo aquello que está viendo:“Observaba sus gestos desde otra mesa cercana a la de ellos. Sus rostros serios y compenetrados en lo que decían me impactaban de modo tal que no podía distraer la mirada. Me intrigaba demasiado esa situación y confieso que moría de ganas de oír esas conversaciones”; “El amontonamiento de gente en cada certamen era indescriptible. Yo estuve ahí y pude apreciarlo”;“Había caminado cada paso con los protagonistas. Había estado en cada encuentro, escuchado cada charla, los había visto sufrir las persecuciones.”
A través del uso de la primera persona, interviene y da sus apreciaciones. Se trata de una característica propia de las ficciones verdaderas a la que Tomás Eloy Martinez define: “El periodista no es un agente pasivo que observa la realidad y la comunica; no es una mera polea de transmisión entre las fuentes y el lector sino, ante todo, una voz a través de la cual se puede pensar la realidad, reconocer las emociones y las tensiones secretas de la realidad, entender el por qué y el para qué y el cómo de las cosas con el deslumbramiento de quien las está viendo por primera vez”.
El sueño que se evoca en el relato es el medio que hace posible dicha intervención, permitiendo ficcionalizar la realidad: “Reviví sus vivencias en un viaje al pasado donde reconstruí los sucesos que habían atravesado. Fui turista de la historia, trasladándome en tiempo y espacio a través de aquellos registros fotográficos que convivían conmigo". 
Así lo explica Albert Chillón: “Se somete la materia prima documental a un tratamiento que se podría definir como fabulador”, quien agrega además: “Para cohesionar los múltiples testimonios se hace esporádicas intervenciones con las que se indican los cambios de tiempo y espacio, se proporciona al lector informaciones de contexto, se atan los cabos sueltos del relato o bien se introducen consideraciones y comentarios autoriales”.
Ese defasaje temporal y espacial que se realiza en torno al sueño, le permite al narrador retornar a la realidad en la que vive: “Lo cierto es que había vuelto a la cotidianeidad del presente. Me encontraba nuevamente en mi hogar de Rosario y 31 años posteriores me alejaban de aquel episodio.” De esta manera, se hace posible  articular la historia introduciendo nuevos testimonios, como el de Virginia.
El periodista por un lado, narra desde su perspectiva las vivencias de los fotógrafos buscando, dentro de sus posibilidades, ser objetivo y basándose en detalles, cronología de los hechos, protagonistas y contexto tomados de la realidad. Y por otro, construye el relato con algunos aspectos propios de la ficción y un trabajo exhaustivo de la dimensión estética del lenguaje. En palabras de Chillón: “Hay búsqueda de una especie de verdad poética que trasciende las limitaciones inherentes a la simple veracidad documental”.
Los personajes, según dicho autor: “Son entes sin biografía ni personalidad definidas, simples voces desprovistas de corporeidad”. Del mismo modo se aprecia en la obra donde éstos son descriptos, en general, como grupo. Se hace referencia principalmente a los “fotógrafos comprometidos”, “héroes de la cámara”, “memorables fotógrafos”.
Los actores más importantes intervienen en los hechos solo con el nombre y toman relevancia no por quienes son sino, como plantea Ochs, por las “acciones” que realizan y “sus estados mentales”. La siguiente frase extraída de “Héroes de la cámara” da cuenta de dicha representación psicológica de uno de los fotógrafos: “El rechazo que tenía por los militares, sumado a la necesidad de resistirse y cambiar la realidad fueron pensamientos que abrumaron su mente días enteros. Debía hacer algo, ya no podía convivir con semejante perturbación”.
Éstos, al igual que las situaciones, son puestas en escenas con naturalidad y simpleza con la intención de que el lector pueda sentirse identificado.  Tal como expresa Martínez: “Lo que buscan las narraciones a las que estoy aludiendo es que el lector identifique los destinos ajenos con su propio destino”. Y como puede distinguirse en los siguientes ejemplos:“De indumentaria sencilla y andar incansable recorrían las calles, confundiéndose entre la gente. Respiraban el mismo aire ciudadano y recogían de la cotidianeidad las experiencias de las masas, con una simplicidad natural que los mantenía en la misma sintonía.”; “Un encuentro común, con toda la transparencia y franqueza que pueda caracterizar a una simple reunión de cualquier grupo de amigos”;“Siendo un “hombre de barrio”, su casa era tan sencilla como la de cualquier vecino de clase media. Un hogar común pero muy acogedor”. En este sentido, la pretensión por incluir al receptor, a la que Martínez alude como “pacto con el lector”, también es evidente en el texto: “Supongo que a pesar de que el terror impuesto por el régimen militar en nuestro país parece estar sepultado en el presente, todos tenemos un intervalo de reflexión. Creo que es una actitud habitual en los argentinos”.
Por otra parte, las descripciones y diálogos que se aprecian, por ejemplo, en el momento que los fotógrafos se reúnen en el bar, son particularidades propias del nuevo periodismo. Así también, el uso del lenguaje urbano presente en distintos fragmentos:“Transitaban cada rincón urbano en búsqueda de un intervalo que les permitiera registrar la historia”;“Una jornada soleada y primaveral enmarcaba la inauguración en el pintoresco San Telmo. Era este pequeño barrio de Buenos Aires con su pavimento empedrado y sus caserones coloniales, el escenario donde se encontraba el sitio de la exhibición”; “Días después, por esas casualidades de la vida o quizá por alguna causalidad del destino; caminando por la poblada peatonal Córdoba en plena tarde, la vi a ella”.

En síntesis, concluyo en que “Héroes de la cámara” es un texto facticio al encontrar en él identificaciones propias del género expuestas por autores como Ochs, Chillón y Martínez; que la posicionan dentro de éste híbrido en el que el periodismo y la literatura se fusionan para obtener una determinada construcción narrativa.


Bibliografía

CHILLÓN, Albert. 1999. Literatura Y Periodismo, Una tradición de relaciones  promiscuas,   Universidad Autónoma de Barcelona  y Universidad de Valencia.
CHILLÓN, Albert. Clasificación de Narrativas Facticias.
OCHS, Elinor. 2000. En El discurso como estructura y proceso, Gedisa, Barcelona.
MARTÍNEZ, Tomás Eloy. 2000. Ficciones verdaderas, Planeta, Buenos Aires. Prólogo
MARTÍNEZ, Tomás Eloy. La Nación, suplemento cultura, domingo 18 de noviembre de 2001.
MARTÍNEZ, Tomás Eloy. El periodismo vuelve a contar historias. La Nación, suplemento.



No hay comentarios:

Publicar un comentario